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¡Qué rabia nos da! Semanas o meses previos del viaje a Italia para preparar, al menos, un recorrido que nos guíe un poco, que nos ordene cómo queremos visitar la ciudad y ¡zas!. No uno, ni dos, sino tres son los monumentos en Roma que este verano de 2014 —y probablemente hasta finales de 2015, según las autoridades— encontrarás tapados por un andamio. A saber: la Fontana de Trevi, la Piazza de Spagna y el Coliseum.

Y es justo en este momento cuando el turista pone el grito en el cielo y piensa en por qué ha gastado su paga de verano para realizar un viaje, y no poder hacerse la clásica foto frente a la Fontana de Trevi —por ejemplo— lanzando su moneda… ¡ERROR! Sólo las mentes más negativas pensarían así. Nosotros como somos del sector más espiritual y del lema de «dejarse llevar», preferimos en este sexto #blogonair verlo todo de otra manera, aunque para nuestro ilustrador fuera su primera visita y, claro, no es lo mismo.

Os preguntaréis cómo poder vivir desde otro punto de vista una Roma en donde el monumento es el andamio.

Piazza-de-spagna

Coliseum

Mira con otros ojos

Lo primero es empezar a vivir una ciudad, un viaje, una aventura con otros ojos. Hay que quitarse de la cabeza la idea de verlo todo en dos días —aunque ya sabéis que, a veces, nos gusta recorrer urbes en dos horas, pero eso queda para las escalas de provecho—, y de hacerse fotos en cada uno de los monumentos. Con esto no queremos decir que el peor viaje es lo contrario a lo aquí expuesto, simplemente son unas recomendaciones en el caso de encontrarte una ciudad tapiada.

Dejando claro este punto, sigamos con el punto número dos.

Busca en el monumento en obras una perspectiva que sin el andamio sería imposible de tener. Puede ser desde una foto curiosa, hasta un juego. En el caso de la Fontana di Trevi el hecho de tirar la moneda ha pasado de ser una tradición de buena suerte, a convertirse en un juego. Las autoridades romanas han aprovechado un hueco dentro del andamiaje para colocar una pequeña pileta con agua, y poder tirar las monedas ahí. La gracia está en que, siendo el contenedor de líquido tan pequeño, muchos son los turistas que realizan varios intentos hasta que la moneda cae en el agua. Algo que, evidentemente, antes no sucedía debido a la inmensidad de la fuente.

Fontana

Os dejamos una pequeña idea (vídeo) de recorrido durante una mañana en Roma: Panteón, Campo di Fiori, piazza Nabona y cómo tirar la moneda en la pileta, entre otros lugares.

Mira el vídeo

Entabla conversaciones

Aprovecha el momento del andamio para preguntar a los lugareños o a personas que están viviéndolo como tú, y así conocerás más historias de primera mano.

Algo parecido nos sucedió al pie de las escaleras de las Piazza de Spagna, cuya fuente está de obras y la iglesia que custodia la grada también. Realizábamos unas fotografías ‘artísticas’ y en ese momento aparecieron Ian —de Nebraska (EEUU)— y Joan —de Birmingham (Reino Unido)— de una congregación religiosa (omitida a petición de los nombrados) que nos preguntaron que si nos ayudaban con las fotos. A partir de ahí la conversación tuvo una duración de casi dos horas que nos llevó hasta El Vaticano en las que entraron en juego palabras como San Fermín, Quijote, español, periodistas, Papa Francisco, Vaticano, Camino de Santiago.

Nuestros confidentes a su marcha
Nuestros confidentes a su marcha

Todo comenzó con «¿Y qué Papa preferís?», a lo que contestaron que «los dos Papas —Francisco y Ratzinger— tienen cosas buenas, son los medios de comunicación siempre los que publican lo malo y pocas veces sacan lo bueno», comentaban al unísono los dos. A partir de aquí la conversación resultaba más y más interesante dado la disparidad de opiniones y el enriquecimiento que la situación nos aportaba.

Ninguno de los dos conocía a El Quijote, libro que les recomendamos fervientemente, y tampoco habían estado en San Fermín. «Qué es una fiesta donde hay toros!?», nos exclamaban con cara de estupefacción al explicarles lo que deberían realizar allí, cuando a la mañana siguiente dejaban Roma para dirigirse a la ciudad pamplonica. Más tarde les esperaría un peregrinaje al Santuario de Lourdes y parte del Camino de Santiago.

«Nos encanta Roma, aunque no tenemos privilegios por ser diáconos«, nos confesaban. «Aquí dormimos en un hotel y cuando visitamos el Vaticano somos uno más», añadían.

Río
Orillas del Tíber

Ian y Joan se relevaron como amantes del latín, aunque no sabían ni una palabra de castellano ni mucho más de la geografía española —algo que aprovechó nuestro ilustrador para dibujarles un mapa en una de sus libretas—. Esperemos que después de leerse El Quijote les pique algo más el gusanillo de seguir aprendiendo idiomas y, sobre todo, más de la cultura de la piel de toro.

También, gracias a los andamios, pudimos saber que en la orilla del río Tíber se organizan decenas de puestos de comida y de ocio. Estos abren cuando el sol deja de iluminar la bella villa romana. Una grata información que nos proporcionó Mauro y su familia autóctona en el castillo de Sant’Angelo. «Nos gusta disfrutar de nuestra ciudad los domingos, visitar monumentos que nunca antes habíamos estado y mezclarnos con los propios turistas para ser uno más», nos comentaban a modo de secreto familiar. «Sí, disfrutar del Tíber cuando caiga el sol, esa zona del río es muy alegre», añadían.

Recorrido de tarde aquí

Haciendo amigos dibujando
Haciendo amigos dibujando

Lo mejor, disfruta sin agobios

Siguiendo con el tema que nos compete, lo mejor de tener casi más de la mitad de los monumentos andamiados, es que los turistas no vienen, o vienen dos tercios de los que tenían que venir. Roma es particularmente una ciudad agobiante debido a la estrechez de sus calles y a los miles de viajeros que pasan por ella cada día.

De esta manera, es una ocasión única para disfrutar del Coliseum casi sin gente, poder hacer fotos desde todos los ángulos, no esperar cola para tener una mesa, no darte codazos con los demás para poder disfrutar de las vistas… y, a veces, darte de bruces con algo que no esperas, como con la presencia del Papa en plena plaza del Vaticano. Situación que no nos hubiéramos encontrado ya que estaríamos haciendo cola en algún lugar, intentando sacar una foto, o andando por alguna calle y no morir aplastados por la masa.

Fontana_2

Así que cuando planificamos un viaje tendemos a idealizar el recorrido con imágenes mentales de lo que queremos hacer. Ejemplos como el que os contamos aquí y ver la realidad del momento, lejos de romper el viaje en sí mismo, es lo que da pie a mirar hacia otras perspectivas que generan encontrar algo no buscado y, a veces, mucho mejor de lo esperado.

Un símil apropiado sería el de los sistemas caóticos de la naturaleza dentro de su desorden aparente. Esto es, cuando un proceso como el del cauce de un río o el desprendimiento de unas rocas son interrumpidos por otro agente natural o artificial, estos no se amedrentan y se desvían de su trayectoria sin que se rompa dicho proceso.

Por tanto, simplemente es cambiar el chip y mirar de otra manera un viaje que, gracias al andamio, se convierte en único. Lo difícil es tener una foto de un monumento con su tapiado, lo habitual es verlo sin él. Entonces, ¿qué instantánea es más original y cual es la que tiene mayor valor?. El debate está abierto.

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