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Daniel Landa

Le reconocerán por su gorra (negra, roja o verde) que lleva en la mayoría de las ocasiones. Viste (casi siempre) de colores oscuros o de rojo y con camisa, rara vez camiseta. Y su pelo no se evidencia (casi nunca) como recién salido de la peluquería.

Visto así, parece que no es precisamente una descripción de alguien que se preocupe mucho por su aspecto, sino más bien de alguien que está ocupado en vivir experiencias y de llenar su corazón de aventuras con los demás. Episodios sucedidos por todo el mundo y que, de vez en cuando, nos hace vivirlos en primera persona a través de sus series documentales en la televisión española y en sus publicaciones.

Daniel Landa se presenta tímido, pero a la vez cercano, bien sea en un cara a cara —como tuvimos ocasión hace ya unos años— o por email, como esta vez. Siempre cuesta encontrar a profesionales que sean humildes y no les importe hablar de sus viajes o de la profesión escuchando lo que aportan los demás. Todo un aprendizaje mutuo.

Este viajero aventurero dejó hace ya unas cuantas décadas su Palencia natal para estudiar Comunicación Audiovisual y colaborar en productoras. Años después dio en la clave: producir sus propios documentales. El primero le llegó entre 2006 y 2008 cuando recorrió más de 100.000 kilómetros en carretera alrededor del mundo con un jeep y dos compañeros más. De este viaje de dos años nació la serie Un mundo aparte. Unos cuantos años después, emana Pacífico, una ruta —menor que la anterior— por los países bañados por este océano, desde Japón hasta Indonesia.

Daniel Landa
Daniel en la Gran Muralla China, al norte de Beijing

¿Turista o viajero? (el debate)

Un profesional con esta trayectoria de viajes bien se situaría entre las personas que más países han visitado, como si de un álbum de coleccionables se tratara. Más lejos que eso, Daniel siempre es claro en el objetivo de sus desplazamientos, «nos suele acompañar una máxima: salirnos del camino, ir allí donde no llega demasiada gente, abrirnos paso a culturas poco afectadas por la globalización, prefiero las playas desiertas que las masificadas, los pueblos que se sorprenden al vernos, queremos alejarnos de las tiendas de artesanías…»
Por tanto, no se trata de coleccionar países sino de vivirlos, pero a veces…
El vivir ese viaje ¿nos convierte en viajeros?, qué sucede con el que no quiere vivirlo de esa manera, ¿sería un turista?
— Tengo un gran respeto por turista, hasta el punto de que no creo que haya una gran diferencia semántica entre viajero y turista. Como dijo alguien alguna vez, «después de Shackleton, todos somos turistas». Creo que se desprecia al turista con cierta facilidad. En mi opinión viajar es una actitud, es emocionarse por las cosas, ya sea desde un crucero o en selvas recónditas. La gente mayor, por ejemplo, que se emociona descubriendo una catedral no es menos viajera que el viajero agotado ya de ver desiertos lejanos. Aquel que se empeña en definirse como viajero, el que se ofende al sentirse un turista, en el fondo busca cierto reconocimiento por encima de la emoción de ir a lugares nuevos.
Daniel Landa
Landa no viaja solo en Pacífico, la expedición la forman también Yeray Martín (izquierda) y Pablo Vidal (derecha), audiovisual y producción respectivamente

Cómo es viajar por el mundo con Daniel Landa

Le preguntamos:

¿Qué es lo que quieres transmitir al espectador cuando terminas los viajes?

— No hay un mensaje previo, pero los viajes largos suelen darte una visión muy amplia de muchos aspectos. Nosotros hemos querido acercarnos al ser humano y después de visitar decenas de tribus, nos damos cuenta de que el hombre se parece más de lo que se diferencia. Hemos encontrado siempre las puertas abiertas, pese a la distancia cultural. Creo que esa sensación de empatía se muestra en ambas series.

¿Primero hay que descubrir y luego contar?, o ¿eres de los que prefiere documentarse hasta la saciedad y no dejar nada a la improvisación?

— Primero hay que sentir. Si no disfrutas un viaje, ¿qué es lo que vas a contar? ¿Cómo seducir si antes no te dejas sorprender tú? Sin embargo, eso es compatible con documentarse porque hay que saber adónde se va, para planificar la producción, pero en la improvisación reside la magia de los viajes.

¿Planificar?

— Sí, desde luego, pero no se pueden encorsetar los viajes. Hay que saber cuándo dejarse llevar. De hecho cuando te sientes perdido es cuando sabes que has llegado.

¿Qué es para ti el paraíso?

— Disfrutar de un paisaje solitario en buena compañía.

¿Cuándo comienza el viaje?

— Cuando se imagina. Hay un momento en que miras un mapa y sientes un escalofrío. Ahí sabes que ya estás perdido, aunque tardes años en llegar a ese punto del mapa.

¿Por qué esta vez se centra la serie en en Pacífico, y no en el Caribe, por poner otro lugar? 

— El Pacífico abarca un área mucho mayor, por lo tanto hay más lugares para perderse, las islas están más apartadas y algunos pueblos se mantienen en las antípodas culturales. Después de grabar la serie estoy convencido de que ha sido una buena elección. El Caribe está bien, para un rato, pero la aventura del Pacífico es incomparable.

Daniel Landa
Niños jugando con la arena en las playas de Raja Ampat (Indonesia)

Daniel Landa
Niña en poblado del altiplano de Vietnam

   «Cuando te sientes perdido es que sabes que has llegado»

¿Crees que siempre es necesaria la información útil (moneda, precios…) en un programa de viaje teniendo blogs e internet?

— Todo ayuda. Es cierto que internet es hoy una herramienta imprescindible, pero cuando uno duerme en una tienda de campaña en las selvas de Papúa, agradece tener una guía y una linterna por la noche. Bien pensado, basta con la linterna, allí las guías no te contarán nada útil. Allí es mejor abrir los ojos. Estamos perdiendo la buena costumbre de preguntar a los locales.

¿Realmente quedan lugares por explorar?

— Sí. Seguro. Creemos que todo está visto, que el hombre ha caminado todos los recodos de selva, pero no es cierto. Quien lo crea así viajará con menos pasión.

¿El viajero romántico ya no existe? éste que llegaba a un lugar que no le estaban esperando. Es el caso de los grupos étnicos en África, Asia… que (en la mayoría de ocasiones) están esperando a que llegue el turista para vestirse con sus trajes, pintarse las caras para vender las poses, ¿lo tradicional se convierte en negocio?

— No comparto la afirmación de que el viajero romántico no existe. Lo que pasa es que estamos en el siglo XXI pero se puede viajar con romanticismo. No hay que confundir lo auténtico con lo primitivo. He visto miles de tiendas de artesanías, y trajes tradicionales poco usados, pero yo no creo que lo genuino resida en el folclore. Algunas de las conversaciones más perturbadores e interesantes que he tenido las mantuve con gente local que vestía una camiseta del Barça, pero hablaba de su tierra como lo hacían sus tatarabuelos. Nos quedamos más con el color de sus vestidos que con su forma de entender el mundo. Hacemos demasiadas fotos y charlamos poco, tal vez por eso juzgamos el romanticismo de forma errónea. Y además, sí se puede llegar a lugares donde no te esperan…

¿Te hubiera gustado profundizar más en cada capítulo de Pacífico? 

— Eso siempre. Aunque intento luchar contra ello, la tiranía del ritmo televisivo es implacable. Pero nos quedan los libros para contar el resto.

Daniel Landa
Niño aspirante a monje budista en la ciudad de Luang Prabang (Laos)

  Nos quedamos más con el color de sus vestidos que con su forma de entender el mundo. Hacemos demasiadas fotos y charlamos poco»

Daniel Landa
Niños de la tribu de los Asmat (Papúa) dándose un baño en el río Siret

¿Cuál es tu peor pesadilla al viajar? Parece por lo que se ve que es el mal de alturas…
— (Ríe) Pues un poco sí, la verdad. Aunque para ser sincero, miedo miedo he pasado en las carreteras de Rusia, de la India o de Indonesia.

En la serie de la vuelta el mundo (Un mundo aparte) erais tres hombres, en Pacífico otros tres y hombres… ¿por qué nunca hay una mujer?

— Cuando me entrevisté con los candidatos para estos viajes había muchas mujeres, pero por cuestiones profesionales me incliné siempre por productores y cámaras masculinos. Creo que va siendo hora de viajar con una mujer para una gran travesía. Nos va a dar un contrapunto muy interesante, una visión del mundo más sutil, intuyo.

En una de las paradas callejeras donde venden los típicos insectos cocinados, crees que hubiera sido más completo el poder explicar a qué sabe, qué textura tiene, preguntarle a algún cocinero de allí…

— En ocasiones nos quedamos con la anécdota y es cierto que nos olvidamos de aportar algo más de información. Por otra parte, comer un escorpión frito es difícil de explicar. De todas formas, en Papúa me esmero un poco más describiendo el sabor de las larvas de escarabajo, aunque no sé si la secuencia es más completa o más asquerosa (Ríe).


En cabecera, Daniel Landa con miembros del grupo étnico de los korowai, en Papúa (Indonesia).

FOTOGRAFÍAS ©Daniel Landa.

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Me encanta Landa y sus reportajes te deja ver las realidades de las tribus que visita en el Pacifico y como dice es mejor ir a la aventura y preguntar a los nativos por sus tradiciones y la historia de los poblados.

    La entrevista creo que esta bien y completa.

    Enhorabuena a los dos.

    1. Gracias Jose por tu comentario. La verdad es que es una gozada tener así en el mundo a estos aventureros, gracias a ellos podemos conocer a mucha gente con la que tenemos mucho en común aunque en un principio no lo parezca. Un saludo

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