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pushkar

Gandhi eligió el lago de Pushkar como lugar en el cual permanecer para toda la ‘otra vida’ cuando muriera, y no es de extrañar. De calle estrechas, tipo zoco, llenas de tiendas… y de vacas, ¡estamos en India! Un gran lago es el epicentro de este pequeño pueblo con un gran-gran-gran encanto. Se pueden observar los rezos hindúes, sus baños, pedir deseos tras realizar unos rituales en pleno lago y que los lugareños te pongan una pulsera (‘rakhi’) que dicen que te dará suerte y salud… todo tras una donación, claro! (en India la mayoría de las cosas funcionan por timos o donaciones). También hay tiempo para hablar tranquilamente con el indio auténtico y no el turístico de los recorridos más usuales.

Por supuesto, si quieres comprar por cuatro rupias todos lo regalos que te han encargado tus amigos y familiares antes de ir de viaje a la India, este es el sitio adecuado. Buen lugar para la platería.

Es una zona muy tranquila, incluso los maestros del ‘reiki’ dan clases aquí por la paz que se respira. Tanto es así que está prohibido el alcohol al igual que la carne, son vegetarianos… algo marcado por norma… más o menos, ya que en India las normas no es que se cumplan mucho.

cartel-pushkar
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Sin embargo, hay que buscar sólo un poquito para encontrar un sitio en donde relajarse más aún. El restaurante Laura’s, en la calle principal. Comida casera, hecha con mucho mimo y en un ambiente un tanto ‘chill-out’.. hasta si te descuidas te pueden hacer una tortilla ‘hindi-spanish’…

Una última recomendación. Si vas en época de monzones, cuidado, busca un sitio alto en el que resguardarte y espera a que pase el chaparrón…

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