Sí, hay que decirlo ya. Somos unos enfermos de los viajes.
La verdad es que cómo se explica que muchas veces sólo con los preparativos que surgen en cualquier desplazamiento, no se nos quiten todas las ganas de movernos a cualquier lado.
Primero –según qué destinos– que si una visita de rigor a la unidad de enfermedades tropicales para que nos aconsejen sobre las vacunas, luego que si los formularios para los visados de entrada del país –previo pago–, después que qué tipo de ropa me llevo y que me quepa en la maleta, utensilios diversos, botiquín y consejos para el día a día (aquí os dejamos el apartado muy útil en el blog sobre cómo hacer la maleta). Y, cómo no, algo que es más que esencial en todo viaje y que formará parte de un alto porcentaje del desarrollo del mismo: el calzado.
¿Comodidad versus atractivo?
Lo mejor es olvidarse de las comodidades y de ir conjuntados al máximo, estamos de vacaciones y no vamos a salir en ninguna revista, así que no hay que obsesionarse con ir 100% divine (esto, sobre todo, para nosotras las mujeres), aunque esto no quita que podamos ir con un cierto atractivo a la hora de vestir. Cada uno en su estilo, tú encontrarás el tuyo en cada viaje.
En cuanto al tipo de ropa que nombrábamos antes, es necesario saber el clima de destino, siempre será más rápido preparar un equipaje para lugares en donde el calor sea el protagonista que no tener que llevar decenas de jerseys y medias interiores para no quedarnos helados. No olvidarse de los chubasqueros, antes que los paraguas, mucho más útil.
En el caso de los zapatos, aquí os recomendamos que sean abiertos para el día –en caso de lluvias monzónicas– y que se sequen rápido para evitar hongos en los pies, y cerrados para la noche en el caso de lugares donde exista el mosquito de la malaria/paludismo.
Materiales y tipo de calzado
De cómo disfrutemos de algún lugar dependerá mucho de cómo se sientan nuestros pies.
Como con la ropa, el calzado también estará condicionado por el clima y la estación del año, al igual que por las actividades que vayamos a realizar o el tipo de viaje. No es lo mismo ir a hacer trekking a la montaña, que estar de excursiones al lado de zonas marinas en donde hará calor, por lo tanto necesitarás unas sandalias cómodas y con suela fina, y en el primer caso un zapato que aguante las temperaturas bajas. Y si eres de los urbanitas, de los que les gusta hacer turismo en la ciudad, aquí encontrarás todo en zapatillas para que tu paseo por cualquier urbe sea cómodo. Las zapatillas de tela con suela de goma son las más resistentes, al igual que las clásicas tenis.
Ahora bien, uno de los conceptos que tienes que tener más claros, es que cualquier zapato debe ser cómodo desde el primer momento, no hay que esperar a hacer cientos de kilómetros para que el pie se adapte. De ahí también el tipo de material que tenga nuestro calzado.
El mejor sin duda es el Gore-Tex™ que es de alta calidad e impermeable y transpirable, los materiales son más caros pero merece la pena. Y lo mejor es que el interior no sea de plástico ya que el pie no podrá transpirar, se hinchará y nuestro camino se hará más duro e incómodo.
Así que elige tres pares de zapatos: unas chanclas para la habitación y la ducha (si vas a compartir baño con más gente), uno resistente que sirva para el día y otro en plan sandalia por si hace más calor. No más, sino tendrás que llevar una maleta aparte y no creo que quieras gastarte mucho en facturar.
Por cierto, sí, lo olvidábamos. Para las mujeres, por supuesto, no debemos olvidar algún zapato con un poco de alza por si hay una noche que da más de sí y nos animamos a salir a cenar o tenemos alguna fiesta, siempre vendrá bien unos tacones para realzar cualquier vestido.
Eso sí, no te dejes en casa ni las plantillas, ni las tiritas, ni la aguja e hilo. Esto último, no, no es para coser, es para acabar con las ampollas esas que tan poco nos gustan. Un remedio casero que te aliviará.
Y, entonces ahora, por dónde quieres empezar a organizar tu viaje, ¿por la cabeza o por los pies?…
Preferimos observar el contexto, captar instantáneas con el alma a través de una buena conversación que no con un teleobjetivo, elevamos el arte al nivel cultural que se merece en detrimento de la fotografía, y encontramos historias que suceden rápido pero que hay que entender. De este modo la experiencia se queda más dentro, se añade a tu currículum de vida, y tiene más valor espiritual que contar los países visitados. Si como añadido a esta línea de viaje le sumamos aquello con lo que trabajamos siempre, la infografía y la ilustración, resulta un viaje con un toque interpretativo añadido extra. Diferente a lo convencional.
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