A todos nos gustan que nos traten bien. Pues bien, todavía hoy a estas alturas de la existencia hay situaciones y personas que no lo terminan de entender, más aún cuando eres un viajero/turista que vas a gastar dinero y quieres llevarte un buen recuerdo del lugar que estás conociendo.
El caso de Manzanares el Real es famoso en la Comunidad de Madrid por su bello castillo de arquitectura militar castellana datado del siglo XV y uno de los últimos de España. Más tarde se convirtió en el palacio residencial de una de las familias más distinguidas de Castilla desde la Edad Media, Los Mendoza.
Y a lo largo de estos últimos años ha sufrido una serie de restauraciones que lo han convertido en un precioso símbolo de la Cuenca Alta del río Manzanares en la Comunidad de Madrid.
Pero no venimos aquí a hablar de la historia del castillo, que podréis encontrar en mil páginas de internet, sino que lo más relevante del castillo en la actualidad son sus cortinas… Sí, sus cortinas… Y os preguntaréis por qué.
Unas cortinas que están situadas en la sala Maea y que, según agentes de seguridad del lugar, tienen «un valor incalculable»… Es más, a ambos lados de esas cortinas, las cuales están sin proteger como la mayoría de las alfombras que alberga el palacio, se sitúan dos asientos –sin un cartel que ponga «prohibido sentarse»– y en las que, por supuesto, está más que prohibido acomodar tus posaderas para descansar un ratito salvo que quieras una reprimenda de la persona de seguridad.
Y si ponemos unos cordones y así evitamos males mayores… todavía hay dinero en las arcas públicas para ir a la mercería a por un par, no?
Mimar al viajero
Después el recorrido que hay que seguir dentro del castillo bien merece la pena una visita, las vistas de la Pedriza y del embalse de Santillana, salvo por el final de la ruta no apto para claustrofóbicos… Una bajada en escalera de caracol muy, muy estrecha hará terminar tu visita en este palacio, si sales vivo… aunque tiene su encanto :)
¿Perderte?… bueno, es difícil, salvo si tenemos en cuenta que sólo se reparte un folleto explicativo de lo que estamos viendo a familias que vayan con niños, porque «no podemos dar a más gente», aseguran los trabajadores, pues a lo mejor…
Al final estas situaciones quedan siempre como anécdotas, y con una comida de por medio las cosas se ven mejor. Bueno, aunque la comida en Manzanares el Real depende del restaurante… Si quieres ver un espectáculo de broncas y un ambiente al más estilo «tabernero», definido así por uno de sus dueños, tienes que ir a ‘La charca verde’… Sinceramente, muchas veces no entiendo cómo ciertos locales poseen tantas pegatinas de recomendaciones en la puerta de entrada.
¡Nunca me cansaré de repetirlo, al viajero y al turista hay que mimarle!
Preferimos observar el contexto, captar instantáneas con el alma a través de una buena conversación que no con un teleobjetivo, elevamos el arte al nivel cultural que se merece en detrimento de la fotografía, y encontramos historias que suceden rápido pero que hay que entender. De este modo la experiencia se queda más dentro, se añade a tu currículum de vida, y tiene más valor espiritual que contar los países visitados. Si como añadido a esta línea de viaje le sumamos aquello con lo que trabajamos siempre, la infografía y la ilustración, resulta un viaje con un toque interpretativo añadido extra. Diferente a lo convencional.
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