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Viajar lo entiendo como parte de mi trabajo (Ricardo García Vilanova, Premio de Periodismo Miguel Gil Moreno 2014)

Esta es una de las frases más repetidas en el mundo del periodismo de viajes, nada que ver con lo que entendemos como viajar por ocio en unas vacaciones. Sin embargo, el matiz cambia mucho cuando sale de la boca de uno de los profesionales del periodismo que ha vivido los viajes desde otro punto de vista, y poniendo en juego su vida: los corresponsales de guerra.

Las noticias desde la barrera

Más de diez años de profesión periodística en los que, por suerte, se sabe el día a día de lo que significa estar en publicaciones tales como El Mundo, elEconomista, Negocio y estilo de vida, y Altaïr. Más de una década viendo pasar las noticias por tu pantalla, leyendo, llamando a fuentes, visitando empresas, haciendo entrevistas, escribiendo, diseñando infografías… pero nunca podremos decir que hemos estado en el foco de la noticia –hablando de sucesos de calado internacional, se entiende–.

Ricardo García Vilanova, corresponsal de guerra freelance, no solo sabe lo que es estar en ese epicentro periodístico, sino que además sabe que a veces los viajes de prensa pueden tener solo billete de ida y no de vuelta.

El pasado jueves 22 de mayo de 2014, en el CaixaForum de Barcelona, la Fundación Miguel Gil Moreno le concedió el XII Premio de Periodismo Miguel Gil Moreno por su trayectoria profesional, por su valentía y por sus valores tras el secuestro de seis meses que le mantuvo retenido en Siria. La asociación surge tras el asesinato del corresponsal Miguel Gil Moreno, en una emboscada guerrillera en Sierra Leona; una madre que acaba de perder a su hijo decide llevar el proyecto adelante en 2002.

Ricardo nos habló de los viajes desde su punto de vista, de cómo dar voces a los que están en situaciones muy complicadas, consejos y de sus futuros desplazamientos, esta vez de placer:

Los valores del corresponsal de guerra

El evento reunió también a otros compañeros de profesión como Marc Marginedas, corresponsal de guerra para El Periódico de Catalunya y secuestrado en Siria junto a Ricardo García.

Durante la entrega de premios recordó los valores de todo aquel que piense en dedicarse al mundo más peligroso del periodismo, tales como «el compromiso, la huída del personalismo sin pensar en un beneficio propio y la inmersión en el ambiente en el que estas, son esenciales para poder ser reportero en estos conflictos», explicaba Marginedas.

Como recomendaciones para los que empiezan en esto de los viajes, consejos, y definiendo el término ‘viajar’, nos regaló estas palabras para nuestros lectores:

La envidia dentro y fuera de la profesión periodística

El director general de Televisión de Atresmedia, Javier Bardají, también tuvo unas palabras para el mundo del periodismo y lo que nos rodea en el contexto actual que poco a poco «está deteriorando la profesión», explica.

javier_bardají
Javier Bardají durante la entrega de premios

«Yo me siento antes periodista que gestor en mi empresa porque amo el periodismo«, añade Bardají. Y es que por mucho que algunos se empeñen en que todos pueden ser redactores, corresponsales o contadores de noticias, no se puede ser periodista sin vivirlo y sin sentirlo, es algo que se aprende en una redacción y desde que se entra por la facultad: algunos le llaman vena periodística, otros olfato

La profesión periodística es muy golosa. Hay muchos privilegios por ser los primeros en conocer la noticia, muchas invitaciones, muchos compromisos, gran accesibilidad a lugares que normalmente el resto de la sociedad no puede. Es por ello por lo que genera tantas miradas puestas en la profesión, pero no nos confundamos, detrás de ese escaparate se esconde un trabajo muy duro de investigación, contraste, información, edición, composición, fotografía… no es todo tan agradable como la punta del iceberg que siempre se ve.

Entrega de premios
Entrega de premios

El director general de Atresmedia apuntó a esta cara menos agradecida, como la de la exigencia de las redacciones cuando el periodista sale en busca de la noticia, y ni hablemos de si se trata de un contexto de guerra. «Les enviamos al peligro, les exigimos la perfecta crónica, pero a veces no les dejamos hueco para mucho más en el diario«, argumenta. «Aunque siempre se genera una envidia por querer estar ahí para contarlo, unido a una admiración y a una gratitud«, añade.

Hambre, dolor, frío, muerte, fuego… son palabras que para los reporteros de guerra se convierten en habituales, en el día a día del conflicto. Un conflicto que, en palabras de Bardají, «acaba cubriéndoles a ellos para aprender lecciones de vida que no se aprenden en la redacción«.

Gracias por vuestra valentía y profesionalidad. Nuestra tremenda admiración.

Nota: pedimos disculpas por la calidad de las fotografías, no pudimos llevarnos a nuestras compañeras Nikon-Canon. 

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