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Las llegadas internacionales de turistas crecen de manera ininterrumpida desde 2010, lo que supone 1.186 millones de viajeros y un incremento de un 3,9%. Siendo los europeos los que más nos desplazamos (608 millones), seguido por los asiáticos (279 millones), según los datos recientes de la Organización Mundial del Turismo (OMT) correspondientes al año 2016 sobre unas encuestas encargadas por World Travel Market.

Estas cifras reflejan la importancia del turismo ya que éste significa en la actualidad un 10% del Producto Interior Bruto (PIB) de todo el mundo, teniendo un gran impacto también en el sector laboral ya que uno de cada once puestos de trabajo dependen directa o indirectamente de la actividad turística.

Está claro que el turismo se ha convertido en uno de los motores de la economía moviendo gran parte de los intereses financieros de muchas de las regiones y, en otras, siendo una fuente importante de ingresos. Aún así es necesario pensar sobre cómo gestionar ese crecimiento de una manera sostenible ya que ¿realmente estamos preparados para desplazarnos en masa y ser responsables (respetuosos) con las zonas a visitar?, ¿o viajamos sin ser conscientes de que la llegada masiva de personas a un lugar puede acabar con el ecosistema?

Infografía

2017, Año Internacional del Turismo Sostenible

Tal es la preocupación que existe alrededor del movimiento masivo del turista que las Naciones Unidas ha declarado para 2017 como el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo, estableciendo unos objetivos en cuanto a medio ambiente, sociedad, cultura y patrimonio según la OMT:

  • Reducir el 5% de emisiones mundiales de CO2
  • Reducir la pobreza: el 57% de las llegadas de turistas internacionales en 2030 será en economías emergentes, frente al 30% de 1980)
  • Revivir las actividades y costumbres tradicionales y aumentar la conciencia sobre el valor del patrimonio
Infografía

Además, en este sentido, la secretaria de Estado de Turismo de España, Matilde Asián, en un encuentro con la prensa en Madrid a principios de mayo de 2017, hizo hincapié en que la sostenibilidad, junto con la accesibilidad, tecnología e innovación, constituye uno de los pilares de la política turística de España, en línea con las prioridades establecidas por la OMT.

Por tanto, estamos ante un fenómeno de cambio en donde la visión del turista debe evolucionar hacia una visita más integrada con el entorno si no queremos que muchos de los lugares que visitamos desaparezcan. Ejemplo de ello puede ser Venecia, en donde la incursión masiva de turistas ha despoblado el centro de la ciudad convirtiéndose en un parque temático, o una Barcelona cada vez más para el visitante y no tanto para el vecino (ya lo contamos en Turismo, el opio de Barcelona), o en… «Costa Rica en donde el viajero llena las playas cuando las tortugas desovan como podéis ver en la imagen», nos insta Javier Tejera, especialista en comunicación y marketing de turismo responsable, durante la charla Cómo promover el turismo sostenible, en la feria de Biocultura 2017 celebrada en Barcelona en el Palau Sant Jordi.

La conciencia en el mundo rural: Ecotur

Poniendo todos los datos encima de la mesa, tanto los expuestos de la OMT como los que explica Tejera sobre el incremento de la oferta hotelera, la masificación de según qué zonas, como puede ser Islandia, «un destino que está muy de moda y que últimamente va todo el mundo», añade, o la poca inmersión del mismo turista en los lugares en destino, «hay algunos bloggers que explican en sus webs cómo llevarte la comida de casa para ahorrar en el viaje»… se oye de fondo entre el público, parece claro que el futuro de estas regiones se puede llegar a tambalear si no se ponen las medidas pertinentes que explica la OMT.

Sin embargo, basta con poner la mirada un poco más allá, fuera de los informes y de los datos estadísticos para darnos cuenta de que poco a poco se está empezando a mover la conciencia en según qué sectores, al menos en lo que respecta al turismo rural.

Uno de los movimientos nacidos de este sentir en pro del respeto del lugar es la Fundación Ecotur, Fundación Ecoagroturismo, nacida para fomentar y apoyar el compromiso por la conservación de espacios naturales y el desarrollo rural del territorio a través de un turismo responsable. A este movimiento se le une la red Ceres Ecotur que unifica la oferta de turismo rural y agroturismo ecológico y sostenible en España, lo que la convierte en una iniciativa para conservar el patrimonio y la etnografía de las áreas a visitar.

«Hay algunos bloggers que explican en sus webs cómo llevarte la comida de casa para ahorrar en el viaje»… se escucha entre el público, parece claro que el futuro de estas regiones se puede llegar a tambalear si no se ponen las medidas pertinentes que explica la OMT

Así, un modelo de alojamiento que difunde este turismo sostenible y ecológico de Ecotur, es el de Xavi Mercadé y Marta Fernández, los propietarios de Mas la Llum, una casa construida de paja, madera y barro. «Nos compramos el terreno después de mirar durante dos años, queríamos dar lo mejor a nuestros hijos», así que con dos niños pequeños «levantamos con nuestras manos lo que hoy es una casa bioclimática sin elementos tóxicos», nos explican en un encuentro aparte. «Todo lo generamos nosotros, utilizamos los recursos del entorno, la luz es de energía solar y hay un pozo seco», realmente un ejemplo a seguir.

Y en cuanto al estilo de alimentación apto para un turismo responsable, Ecotur se basa en una ecogastronomía basada en productos ecológicos y de proximidad. Muestra de ello fue el showcooking que realizó por Belén Soler, cocinera del restaurante ecológico y alojamiento sostenible El Morral de la Ojinegra (Teruel) —miembro de Ceres Ecotur— durante la feria Biocultura 2017.

La degustación de cinco platos de la mano de esta aragonesa nos trasladan a ese mundo del slow food, del alimento de proximidad, del disfrute de la comida sin prisas y al aroma del medio rural. Tras colocarse el micrófono inalámbrico y ponerse en los mandos de los fogones, pregunta a los comensales si «¿no os hace sentir el chuchuneo, el olor a leña de la casa rural? somos slow a tope». La verdad es que empezamos a tener la boca llena de gustosos sabores y apenas podemos contestar, pero sí, nos gusta que la mujer se empodere en la agricultura y nos traiga esta combinación de alimentos al paladar: legumbres autóctonas, pan de hogaza de masa madre de cereal integral de espelta, sardina escabechada, trigo Aragón 03 sin gluten, ternera Pirenaica, queso de oveja roja Mallorquina… con opciones veganas y celíacas. Es un paraíso de sensaciones.

Surtido de humus de variedades autóctonas —guisante, garbanzo de Lécera, almendra, judía del Ganxet, remolacha, algas— sobre pan de hogaza de masa madre de cereal integral de espelta pequeña cocido en horno de leña

El líquido que nos acompaña en cada plato proviene de Casa Paul, un vino de agricultura biológica que podemos probar. Belén Soler insiste en la proximidad de los alimentos mientras va cambiando los platos muy lentamente para llegar al postre, «favorecemos la fauna ecológica como la de la ternera Pirenaica y la pequeña cosecha de los agricultores», y nosotros nos dejamos querer. Así es como se construyen las relaciones en los alojamientos rurales, del tú a tú y de la conversación. Es por ello que entendemos que Belén no para de hablar durante las casi dos horas que dura el showcooking. Otros miembros de Ecotur como Xavi y Marta, de la casa Mas la Llum, ayudan a la chef con el servicio, es como una gran familia, tanto que se olvidan a menudo de que llevan micrófonos y podemos oír todo lo que sucede entre bambalinas. Seremos discretos.

Preparando colectivamente el plato final en el showcooking

El postre se acerca servido de un licor parecido al moscatel, pero Xavi y Marta nos comentan que puede llegar a tener unos 28º de volumen de alcohol. Teniendo en cuenta que hay que seguir trabajando en la feria, habrá que probarlo sólo un poquito… pero antes de poner los labios en el borde del vaso, la cocinera de la Ojinegra nos advierte de la tradición. «En las casas rurales nos gustan los cuentos, y este licor tiene el suyo, no se comercializa porque se hace con la luna llena de San Juan, después de deja 40 días para macerar», explica.

Está claro que ahora lo único que nos falta en el ambiente es el chuchuneo y estaremos inmersos en una casa rural colaborando por un turismo sostenible.

Probablemente el turismo crezca y se cumplan los datos de previsión de la OMT, pero hemos visto que estamos en un proceso de cambio, lento, con un turismo de respeto, de proximidad y sostenible. Va en aumento. Noticias como las de las últimas semanas sobre la autorización de venta de leche cruda directamente al consumidor en Catalunya, reflejan que el cambio en cuanto a lo sostenible y al consumo de proximidad está ya aquí. Será más necesario, si cabe, el hecho de involucrarse en la etnografía del lugar, del patrimonio, y no de la colonización ni de la masificación turística. Es posible. Basta con quererlo.


© Ilustraciones: Carlos García Rubio. Cabecera: interpretación de Belén Soler. © Infografías: Bárbara M. Díez

Nota: mención especial al equipo de BlogOnBrands por hacer posible este reportaje.

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