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Drivy

Con la colaboración de:drivy

Vaya torito, ay, torito bravo. Tiene botines, y no va descalzo… Así suena la banda sonora de nuestro domingo dominguero que nos hemos preparado. Estamos tirando del starter para arrancar sin que se cale nuestro coche, pisando a tope el freno sin ABS y enfundándonos unos cinturones homologados pero que no nos salvarían, hoy, de un mínimo choque. ¿Dónde nos hemos metido?

Conducimos un Seat 600 de principios de los años 70, de 21,5 CV y con un máximo de 95 km/h. «Bueno, en realidad puedes llegar a alcanzar 110km/h pero si tienes que frenar, no lleva frenos ABS», nos confirma Rafael, dueño del vehículo vintage que acabamos de alquilar por un día a través de Drivy, la plataforma francesa digital de rent a car entre particulares. Ahora también trabajan con algunas flotas y empresas como la de Trip Troop, que dirige Rafael, así que decidimos probar.

Drivy es como dejar el coche a tu amigo

«Es el primer alquiler que hago, ¿sabes?, a ver cómo funciona esto», nos confiesa Rafael mientras se pelea un poco con su smartphone y la app de Drivy. Hace unos días nosotros habíamos efectuado la reserva a través de la página web de Drivy. Queríamos ir a Sitges en un coche antiguo y las opciones con otras empresas para un día eran realmente caras.

El día de la reserva acordada nos citamos con el dueño en un punto que nos vino bien, como quedar con amigos, y… «¡Ya está!, mira firma aquí con el dedo». Y en unos minutos el proceso del alquiler se hace efectivo. Simplemente. Hacemos las fotos de reconocimiento de posibles golpes de chapa del vehículo y listo.

Pasos con Drivy para el alquiler del coche (emails recibidos)

«Toma las llaves y te explico un poco como funciona»… ¿cómo funciona?, pero si es un coche…

Nuestro Seat 600 —ahora ya es oficialmente nuestro por un día y totalmente asegurado para el propietario— está a los pies de la Sagrada Familia (Barcelona), esperando a ser conducido. En verdad tenemos muchas ganas aunque existe un canguele importante. ¡Es un coche de hace casi 50 años! con todo lo que conlleva… otra forma de conducción, menos tecnología, etc.

Conducción años 70 versus siglo XXI

Para empezar arrancamos pisando el embrague y acelerando, con el starter hacia arriba (término que nos recuerda a nuestra niñez cuando oíamos al mecánico decir a nuestros padres «tira del starter para que no se cale»), y ahora el 600 está vivo. Oímos el motor que está en el maletero. «Cuidado con la temperatura ya que el modelo antiguo se calentaba, aquí hemos cambiado el radiador para que no suceda», nos explica mientras nos abre el portón trasero.

Posición de las luces, palanca de cambios, volante fino de baquelita (la primera sustancia plástica totalmente sintética,​ creada en 1907) a juego de nuestro rojo Seat 600 y rojo Babilonia’s Travel, y la radio, aquí no hay mp3, conexiones USB, wifi… Tenemos unas cuantas cintas de radiocasete con lo más destacado de los años 60 y 70 (Abba, El Fary, Los Brincos, Fórmula V…). Ahora sí. Estamos listos. Nos vamos a Sitges con la banda sonora de fondo. Ya somos domingueros años 70.


Pronto nos damos cuenta de que manejar hoy un coche de hace más de 50 años por nuestras carreteras es todo una hazaña. Para empezar no tienes la misma seguridad que los tanques que pasan a tu lado. Un golpe pequeño de uno de ellos puede sacarte de la carretera. Así tomamos precaución. Salimos de la autovía desde Gavà y decidimos ir por las curvas del Garraf que es una carretera de doble sentido, más tranquila y en donde podemos disfrutar del paisaje.

El resto de coches tampoco lo hacen fácil. Nos adelantan porque vamos a 60 km/h (o menos) y a veces si paramos por una pequeña caravana el coche no tiene el mismo reprís y arranque que uno de 2017. Es domingo, pero muchos no se relajan y se ponen nerviosos si no arrancas al segundo 1 en un semáforo en rojo.

Por suerte, la gran mayoría o se quedan mirando la reliquia que llevamos hoy entre nuestras manos o nos pitan al pasar a modo de saludo. En verdad es una gozada poder conducir hoy este Seat 600 por poco dinero, aunque suframos un poco metiendo las marchas, frenando y… aparcando… ¿Alguna vez cogiste un coche con dirección resistida, no asistida? Te invitamos a probarlo. Los gimnasios perderían socios seguro…

Lo mejor es encontrar hueco con este coche pequeño, a la primera y en sombra en un Sitges repleto de turistas un domingo. Subimos las lunas de manera manual, el único retrovisor a la izquierda se queda sin plegar —es muy pequeño—, cerramos con llave las dos puertas, y a sacamos nuestra sombrilla y tartera con la comida de los asientos de atrás. En el maletero no cabía nuestro parasol… ¡qué tierno! Plantamos nuestra toalla en la arena y comemos. Ya nos sentimos como unos domingueros de los años 70 que han viajado al futuro, eso sí, con nuestro smartphone en el bolsillo para avisar a Rafael cuando devolvamos el 600 con la app de Drivy… y ¡apaga la radio que nos la hemos dejado encendida con el Fary…!


© FOTOGRAFÍAS E ILUSTRACIÓN DE CABECERA: Carlos García Rubio


Agradecer también la colaboración prestada para la elaboración de este reportaje de:

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