La India se ha ganado el calificativo de subcontinente de una manera más que merecida. Y es que da igual las veces que visites el país del hinduismo, siempre te quedan mil cosas por ver y mil cosas por averiguar, de ahí que muchos de los viajeros decidamos ir a la India una y otra vez… y movernos por la inmensidad de sus provincias y sus diferentes gentes.
Por eso nunca me canso de repetir que si te gusta este zona asiática tienes que volver y salirte de la ruta más típica y visitada que es el Rajastán, obligada, eso sí, como primera toma de contacto. Vale la pena aventurarte en zonas como Uttar Pradesh (Varanasi), West Bengal (Kolkata), Tamil Nadu (Chenai o Pondicherry, entre otros) o la región de Maharastra (Aurangabad).
Y es en esta última provincia, Maharastra, donde nos encontramos lo que algunos de sus visitantes han calificado como la Capilla Sixtina asiática, las cuevas de Ajanta.
1.500 años nos contemplan
32 grutas de roca volcánica en donde puedes encontrar pinturas de colores. Lo más sorprendente de esta obra pictórica, descubierta relativamente hace poco – en 1819 por unos soldados británicos durante una partida de caza–, es su edad, más de 1.500 años (datadas del siglo II A. C.).
Los trabajadores fueron creando, y tallando con cinceles, varias habitaciones dentro de las cuevas a modo de estancias para los monjes que desde allí iban a difundir las enseñanzas budistas. Las paredes y los techos se decoraron con aplicaciones de yeso en donde se desarrollaron las pinturas de colores. Algunas de estas habitaciones poseen una cama y una almohada tallada en la misma piedra de la gruta (algo parecido puedes encontrar en los templos excavados en la roca de Sri Lanka, cerca de Sigiriya).
Lo más sorprendente de estas formaciones, en la zona oeste de India, es si Ajanta fue motivo de inspiración para los grandes pintores y arquitectos de la Edad Media ya que muchas de las pinturas y construcciones que allí se pueden percibir recuerdan a los frescos y edificaciones religiosas de la Edad Media. En el caso pictórico la profundidad, el realismo… es evidente y raro de encontrar en el siglo II A. C. Esto dejaría en un segundo puesto los levantamientos construidos bajo inspiraciones de templos griegos y romanos.
El resto de las estancias son templos al uso, muy similares a las catedrales cristianas con naves centrales y vigas de madera, y, en este caso, la imagen que preside el lugar es una gran estatua de Buda.
Ahora sí que lo tengo claro. Dicen que no hay dos sin tres, y este sitio tan especial bien merece mi tercera visita a uno de los países más impresionantes que todo viajero debe realizar alguna vez en su vida… Visita obligada :)
Preferimos observar el contexto, captar instantáneas con el alma a través de una buena conversación que no con un teleobjetivo, elevamos el arte al nivel cultural que se merece en detrimento de la fotografía, y encontramos historias que suceden rápido pero que hay que entender. De este modo la experiencia se queda más dentro, se añade a tu currículum de vida, y tiene más valor espiritual que contar los países visitados. Si como añadido a esta línea de viaje le sumamos aquello con lo que trabajamos siempre, la infografía y la ilustración, resulta un viaje con un toque interpretativo añadido extra. Diferente a lo convencional.
Gracias babiloastravel por darnos a conocer sitios como estos ya que no podemos verlos insitu,menos mal que te tenemos a ti para ensenarlos
Muchas gracias!!!! La verdad es que parte del objetivo de este blog es ese, acercar los lugares a los que por diversas razones no se pueden llegar a visitar. Es un viaje a través de la pantalla 😉 Gracias por tu comentario
Wow!; vaya lugar, … quizás retirado de las típicas rutas turísticas … quizás por eso, el lugar sea aún más especial !.
Un lugar fascinante!!
Un saludo.
Sí, la verdad es que casi siempre sucede lo mismo, cuanto menos turístico es el sitio más encanto tiene 😉 Este lugar no iba a ser menos en uno de los países más espirituales que existen. Gracias por tu comentario! Un saludo 🙂