Está muy bien eso de restaurar inmuebles, antiguos edificios que en otra época eran lugares importantes y que por el paso del tiempo se han deteriorado. Pero y si tras la renovación del sitio, ¿éste pierde completamente su original esencia?
Algo parecido ha sucedido con el Mercado del Born en la ciudad de Barcelona. El Ayuntamiento de Barcelona lo ha convertido en un centro de exposiciones en lugar del original mercado de barrio –gran mercado cerca del puerto–.
¿El porqué? Unas ruinas arqueológicas de la antigua ciudad de Barcelona, datadas del siglo XVIII, han acabado por matar el sueño de muchos vecinos que esperaban lo prometido: un centro cívico con biblioteca o la recuperación del antiguo mercado que darían un mayor impulso al barrio del Born. Hoy decenas de tiendas de pequeños artistas y diseñadores, al lado de hoteles/apartamentos con encanto que puedes encontrar en Trivago, se están encargando de reflotar uno de los quarter más bohemio de la Ciudad Condal.
Foto inferior: vista de la parte de las ruinas de Barcelona de 1700
¿Por un barrio de artistas?
«Antes esta zona estaba llena de establecimientos de pintores, escultores… Después vinieron los chinos y alquilaron todas las tiendas que hay alrededor del mercado», señala un vecino en los alrededores del mercado del Born.
Y es que los lugareños del barrio esperaban un renacimiento de lo que fue un lugar de comercio, de creación, a finales del siglo XX. Un mercado que desde que cerró sus puertas en 1971 ha visto como sus vecinos luchaban por él para que no fuera derribado. Desde convertirlo en un ateneo, hasta la propuesta de la Universidad Pompeu Fabra para que fuera, en 1993, la sede de la facultad de Audiovisuales, pasando por la iniciativa en 1996 del consistorio y el Ministerio de Educación y Cultura para que acogiera la Biblioteca Provincial.
Sin embargo, hoy, tras más de diez años de excavaciones, lo que iba a ser una remodelación del mercado de abastos y la sede del centro cívico de la zona –»con biblioteca incluida», apunta un residente–, se ha convertido en un centro de exposiciones para el turista.
8.000 metros cuadrados llenos de restos arqueológicos de lo que fue Barcelona en el 1700, poco antes de la Guerra de Sucesión (en donde Cataluña, el 11 de septiembre de 1714 –la Diada–, tras apoyar la corona austríaca, cae en manos de Felipe V, el primer Borbón que reinó en España), han borrado de los proyectos todos los sueños de la comunidad del Born.
Las arcas municipales se llenan una vez más
Hoy, la exposición del remanente –al precio de 6 euros la entrada, aunque gratuito todo el mes de septiembre de 2013– junto con una temporal, y un bar/restaurante de la empresa cervecera Moritz –con un menú que refleja la cocina más catalana (cocas, platillos en lugar de tapas, pan negro (poco refinado), bombas de Espartero (tapas con morcilla), y un largo etcétera), y que ofrecerá al Ayuntamiento un 15% de lo recaudado con un mínimo de 90.000 euros anuales, según La Razón– hacen del nuevo mercado un emplazamiento turístico y un espacio más de ganancias para el Ayuntamiento.
Viajero, si visitas Barcelona, no puedes perderte este lugar único de lo que era la Cataluña del 1700, con unos restos arqueológicos muy bien conservados y hacerte una idea de las calles, las casas y los objetos encontrados de esa época (vasijas, botijos y hasta dados como parte del folclore popular).
Vecino, si vives en el barrio, todo nuestro apoyo desde aquí! Ojalá dentro de esos 8.000 metros cuadrados exista un lugar para no perder la esencia del antiguo Mercado del Born. ¡Todo se puede combinar!
PD: Si vienes estos días de septiembre de 2013 a Barcelona no puedes perderte la representación teatral de la Barcelona del 1700 en las instalaciones del mercado del Born, por 2 euros (www.bcn.cat/tricentenari) y la edición especial de cerveza que ha sacado Moritz.
Directora y diseñadora de Babilonia’s Travel. Madrileña de nacimiento (1980) y enamorada de Barcelona (2013). En 2004, a su formación y experiencia como periodista, se une la infografía y el diseño ya que es en el periódico El Mundo (2004), en elEconomista (2006) y en el diario Negocio (2007) donde le enseñan a unir las letras al diseño, para después incorporarse a la redacción de revistas como Altaïr (2013), Fleet People (2012)… y cofundar la primera asociación de bloggers de viajes de Barcelona (2013). Después de casi 50 países visitados sabe que lo que importa son las personas y no coleccionar lugares ni fotos en un disco duro. Amante de la palabra «viajar» y vitalista. Curiosea y socializa con todo aquel que se le cruza en el camino para narrar y diseñar una buena historia.
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