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fallas

 

Puede que alguna vez hayas visto en un reportaje de televisión una serpiente humana de fuego descender por la montaña. Sí, es una imagen actual aunque pueda parecer una tradición de siglos. En realidad es un rito pagano adaptado al cristiano, y una locura si no nos paramos a entender por qué se realiza esta proeza en el siglo XXI.

Eric Iglesias es historiador y enseña las iglesias románicas por dentro —valga la comparativa con su apellido—, pero también es fallero (fallaire en catalán). Fue antes fallero que historiador, ya que con 11 años empezó a descender las laderas de los alrededores de su pueblo —Durro— para cumplir con la mandada tradición. Un folclore que puede rozar la excentricidad si no se comprenden bien sus razones.

En realidad «no se sabe realmente el origen», nos confiesa Eric, ya que es una tradición previa al cristianismo. Es la fiesta del solsticio de verano, un culto al fuego y próximo al día de San Juan (23 de junio). «Se hace en el momento previo de la cosecha e incluso se habla de los ritos iniciáticos de los jóvenes», nos explica. Cada pueblo de la Vall de Boí tiene su propia falla y ya nos damos cuenta que para cada pueblo su falla es la mejor, basta con oír a sus vecinos hablar de la tradición. Hay mucha competencia. En el caso de Durro, cerca de 100 fallaires se reúnen todos los años en el Faro con sus fallas.

fallas vall de boi

Preparación de las fallas


Se realizan unos días antes para que cuando llegue el día de quemarlas estén secas y a punto. Antiguamente, la fecha era el 13 de junio, el día de San Antonio, cuando se aprovechaba para dejarlas preparadas. También se preparaba el Faro, que consiste en plantar un pino grande y seco rodeado de otros más pequeños con arbustos en lo alto de Sant Quirc, desde aquí parte la serpiente de fuego y se prenden todas las fallas. Tiempos atrás, cuentan que los jóvenes hacían guardia día y noche para que nadie encendiera el Faro antes del día señalado.

(Imagen superior, desde Sant Quirc de Durro; abajo, Eric con una falla en la mano).

«Hay que tener coordinación y ritmo para evitar que se rompa la serpiente de fuego (…), nunca se llegará al pueblo con una falla apagada y ya quemada, es un orgullo llegar con ella encendida»

 

Eric Iglesias, historiador y fallaire

Pero, ¿qué es el Faro y qué son las fallas? Bien, el Faro es el punto de partida —un pino grande en lo alto de la ladera desde el cual se inicia el recorrido— y las fallas son antorchas realizadas en pino resinoso con tea para que queme mejor, elaboradas y portadas por los falleros. Éstas pesan bastante y al encenderlas, para bajar desde lo alto al pueblo, «hay que tener coordinación y ritmo para evitar que se rompa la serpiente de fuego con la velocidad», especifica Eric. «Nunca se llegará al pueblo con una falla apagada y ya quemada, es un orgullo llegar con ella encendida», añade.

falla infografia

Si a esta aparente locura se suman las sensaciones de emoción y satisfacción al arribar corriendo al pueblo con la falla, mientras tus vecinos gritan y la música suena en plena noche de verano, es una escena perfecta para la adrenalina. Exaltación, alegría y sí, enajenación total sin olvidar que el fuego está en todo su apogeo. Verdaderamente impresiona.

La tradición debe cuidarse ya que también es un reclamo turístico. Aunque Eric es conciso, «no están abiertas a todos, sólo a los lugareños», pero eso sí, «cada año hay más mujeres.»

carlos-garcia

ILUSTRACIONES: ©CARLOS GARCÍA RUBIO

«LA VALL DE BOÍ Y SU ROMÁNICO: el refugio de la rebeldía»

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